El estado número 51: Cartagena

En los últimos meses hemos visto cómo distintas provincias ucranianas solicitaban la anexión a la Federación Rusa, y más recientemente, cómo grupos de Puerto Rico pedían la reunificación con España, y todos estos casos han sido vistos con cierta extrañeza por buena parte de la sociedad, más acostumbrada a los movimientos independentistas que a los unionistas. Sin embargo, la verdad es que esto es ya algo antiguo, y a veces nos olvidamos de mirar en nuestra propia historia para encontrar precedentes...


Corría el año 1873 cuando a la Casa Blanca llegó una carta. El presidente Ulysses S. Grant, un veterano unionista de la Guerra Civil Estadounidense, examinó detenidamente el contenido de la misma. Alguien, en algún punto de un país llamado España, pedía la anexión a los Estados Unidos de América. En el remite... ¿Euskadi? ¿Catalunya? ¡No! El Cantón Murciano.

Antonete Gálvez
Pocos meses antes, el murciano Antonio Gálvez Arce, Antonete para los amigos, se había levantado en armas contra el gobierno de la Primera República Española con el objetivo de imponer una auténtica República Federal. Aunque su intención inicial fue la creación del Cantón Murciano, la intervención del ejército le hizo replegarse a la ciudad de Cartagena, donde fundó un sucedáneo de lo que era su intención, un cantón en Cartagena, el 12 de julio de 1873.
Durante 185 días, las fuerzas cantonales y la ciudad de Cartagena fueron sometidas a un asedio constante. Cientos de bombas cayeron sobre la ciudad, reduciendo a escombros el 70% de sus edificios. La desesperación invadió a los cantonalistas, y Antonete Gálvez optó por extender un mapa en busca de un país que fuera paradigma del federalismo. Su dedo se posó sobre los Estados Unidos de América. 
En seguida tomó lápiz y papel y se dispuso a redactar una petición formal de anexión al país americano. Los cantonalistas preferían convivir con los Estados Unidos como estado a continuar conviviendo con España como provincia. Al otro lado del océano, el decimoctavo presidente estudió la solicitud y prometió plantearla en el Congreso. Sin embargo, pocos días después de que la carta llegase a la residencia presidencial, la ciudad de Cartagena cayó de nuevo en manos del ejército español, anulando así cualquier tipo de acuerdo que pudiera haber existido entre ambas partes.
Tan sólo 25 años después, estalló la guerra entre Estados Unidos y España, lo que da a pensar cuál habría sido el destino de Cartagena en esa guerra si las fuerzas cantonales hubiesen aguantado unos días o semanas más, y el gobierno estadounidense hubiera aceptado a Cartagena como el 51º estado de la Unión.

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